Restauración y Rehabilitación. Rehabilitación Energética de Edificios: La Problemática Ambiental
De Construmatica
Nota: Este artículo ha sido creado gracias a la Fundación Laboral de la Construcción en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. El contenido pertenece a la publicación Restauración y Rehabilitación. Rehabilitación Energética de Edificios disponible en el sitio web Fundación Laboral de la Construcción
¡Atención! Esté artículo está sujeto a Derecho de Autor. © Fundación Laboral de la Construcción. |
---|
Éste es un extracto de la publicación original. Para mayor información consulte la Librería de la Fundación Laboral de la Construcción
La problemática ambiental
El consumo creciente e indiscriminado de energía, asociado al actual modelo productivo y a los modelos de asentamiento urbano basados en el tráfico rodado generan una serie de problemas que se manifiestan tanto en el lugar en el que se produce el consumo (escala local) como en todo el planeta (escala global).
Los problemas más significativos en la escala global son los siguientes:
- -a) Agotamiento de los combustibles fósiles, que son recursos energéticos no renovables.
- -b) Deterioro del territorio (suelo y entorno natural), causado por las actividades extractivas.
- -c) Pérdida del suelo y del entorno natural, debida a la construcción de centrales generadoras de energía alejadas del entorno urbano.
- -d) Producción de lluvias ácidas, consecuencia de la emisión de compuestos de nitrógeno y azufre a la atmósfera.
- -e) Procesos contaminantes del suelo, la atmósfera y el agua por diferentes sustancias.
Si nos centramos en los procesos contaminantes derivados del consumo energético, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera resultan un grave problema que puede convertir el planeta en un lugar no apto para la vida debido al aumento de la temperatura.
Se denomina efecto invernadero al fenómeno por el cual estos gases, como el CO2 y el metano, una vez que forman parte de la atmósfera que envuelve al planeta, retienen parte de la energía emitida por las masas terrestres, al ser éstas calentadas por la radiación solar.
Este fenómeno, que limita que la energía térmica generada por el sol vuelva al espacio, conlleva un aumento de las temperaturas semejante al que se produce en un invernadero acristalado. De ahí su nombre y la denominación de los gases que lo producen como gases de efecto invernadero.
Este incremento de temperaturas se identifica como un problema ambiental muy grave y se le denomina Calentamiento Global.
Se estima que un calentamiento global promedio en la superficie terrestre superior a los 2 ºC puede generar problemas irreversibles en los ecosistemas y, por supuesto, en las sociedades humanas: economía, modelos productivos, alteraciones en la agricultura, fenómenos climáticos extremos...
Las previsiones actuales estiman una alta probabilidad de un calentamiento en el entorno de 0,2 ºC por década en el futuro cercano, lo que llevaría a esta situación irreversible en un siglo.
En la escala global, los efectos del calentamiento ya está generando situaciones irreversibles, tales como el derretimiento paulatino de los casquetes polares y el consiguiente aumento del nivel del mar.
Para entender la incidencia de las sociedades humanas en el proceso del calentamiento global hay que valorar su colaboración en las emisiones de GEI.
El crecimiento del CO2 emitido a la atmósfera está muy ligado a dos actividades humanas: el uso intensivo de combustibles fósiles y la destrucción de sus sumideros naturales mediante la deforestación.
Las emisiones de CO2 ligadas al uso de fuentes energéticas fósiles se producen por la combustión de carbón, petróleo y gas natural, proceso que libera el carbono almacenado en estos combustibles a la atmósfera.
En consecuencia nuestras ciudades, nuestros edificios, nuestras industrias y nuestros vehículos emiten CO2 en su funcionamiento.
Ejemplo: Si continuamos con el ejemplo de un edificio destinado a vivienda en dos ciudades con climas muy diferentes, Burgos y Cádiz, las emisiones medias anuales estimadas producidas por la calefacción son, en la primera de las ciudades, de 36,2 kg de CO2/m2, mientras que en la segunda, debido a un clima más calido y menor demanda de calefacción, son solo de 5,5 kg de CO2/m2.
La energía consumida en España durante el período 1990-2008 se basa predominantemente en el uso de estos 3 combustibles, tal y como puede observarse en la Figura 2. También puede observarse en esta figura la mínima incidencia que tienen las energías renovables en este consumo, a pesar de haberse incorporado en el marco normativo la obligatoriedad de dar cobertura a parte de las necesidades energéticas de la nueva edificación con estas energías.
Esta figura también nos muestra el crecimiento constante del consumo energético, que ha aumentado más del 50% en menos de dos décadas.
La destrucción de sumideros de CO2 es otro de los grandes problemas generado por el ser humano.
Un sumidero de CO2 es un depósito natural o artificial de carbono, que absorbe el carbono de la atmósfera y contribuye a reducir la cantidad de CO2 del aire. La vegetación, a través de sus procesos fotosintéticos, absorbe CO2 de la atmósfera, almacena una parte del carbono tomado, y devuelve oxígeno a la atmósfera.
La destrucción de la de la masa forestal es un problema conocido por todos: la tala para la explotación maderera o la transformación de los bosque en zonas dedicadas a la agricultura, junto con los incendios, han reducido drásticamente la cubierta vegetal del planeta.
Ejemplo: Entre 1990 y 2005, la Amazonía perdió casi 64 millones de hectáreas, un 7 %, de su superficie forestal.
La problemática ambiental derivada del uso de combustibles fósiles en las actividades humanas se agrava, además, debido a patrones de consumo y producción poco eficientes desde el punto de vista energético.
Por ejemplo: la quema de combustibles para generación de electricidad, los modelos de producción que requieren grandes consumos energéticos derivados del transporte, los procesos industriales no optimizados, los modelos de asentamientos humanos basados en el tráfico rodado, las edificaciones mal diseñadas que requieren de grandes cantidades de energía para conseguir temperaturas adecuadas para el confort en su interior, etc.
Dentro del sector de la edificación, se han producido grandes cambios en el patrón de uso y consumo energético en el sector residencial en las últimas décadas.
El tejido social ha evolucionado, siendo cada vez mayor el número de hogares y menor el numero de habitantes por m2. Este cambio está asociado a una mayor demanda energética en el ámbito de la vivienda.
De acuerdo con datos procedentes del Ine, el número de hogares ha aumentado un 50% en 2008 respecto a los existentes en 1990, aumentando a su vez tanto los consumos en acondicionamiento térmico como las necesidades de equipamiento domestico (electrodomésticos, ofimática, etc.) y, en consecuencia, sus costes de funcionamiento.
Al incremento de la superficie de vivienda y consumo de energía por habitante hay que añadir, en el cómputo energético, los cambios producidos en la forma de construir. Los edificios construidos en las últimas décadas se convierten en sistemas derrochadores de energía (ver figura 3), en función de diferentes factores:
- -a) Proceso de industrialización propiciado por el éxodo masivo de los habitantes de áreas rurales a la ciudad, con las consiguientes necesidades de alojamiento de construcción rápida y barata.
- -b) Las necesidades de confort térmico se gestionan mediante sistemas de apoyo (sistemas de calefacción y refrigeración), manifestándose el edificio como un contenedor cerrado al aprovechamiento de las aportaciones energéticas gratuitas del entorno.
- -c) Las deficiencias de aislamiento en la construcción implican el aumento del consumo energético para alcanzar las condiciones de confort. El proceso de la construcción energéticamente mala se aceleró con el "boom" de la energía barata del siglo pasado.
- -d) La relación entre superficie construida y superficie útil junto con el valor económico del suelo hacen que los espesores de los muros sean cada vez menores, recurriendo a materiales aislantes de poco espesor para alcanzar las características de transmisión de calor marcadas por la legislación vigente.
- -e) La evolución de los asentamientos humanos hacia el modelo de grandes urbes ha aumentado la distancia entre las materias primas y el lugar de producción; cuanto mayor es el asentamiento, más rápidamente se agotan los recursos materiales de su entorno cercano.