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[[Categoría:La Coordinación Dimensional en el Proyecto: Tiempo, Coste y Calidad]]
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'''La gestión de la calidad en la edificación es una tarea difícil'''. De no ser así, su aplicación ya estaría mucho más extendida. Es difícil porque los equipos humanos que intervienen en todo el proceso son muy inestables y variables, y porque todas las obras son, por definición, diferentes, individualizadas y, además, muy dispersas en la geografía.


La aplicación intensa de una disciplina de coordinación dimensional daría un notable impulso a la mejora de la calidad. En efecto, si existe una buena coordinación dimensional de base, los productos prácticamente no son manipulados [[A Pie de Obra|a pie de obra]] y los procesos de puesta en obra se''' simplifican''' y''' racionalizan''', mientras que una gran parte del proceso constructivo más complejo se desplaza al taller. Controlar el resultado en el taller es mucho más sencillo que controlarlo a pie de obra.


El proyecto de arquitectura tendría que empezar a disponer de '''planos donde se indicasen claramente y de forma específica qué aspectos de la obra deben ser objeto de un control explícito de calidad'''. Ya sabemos que nunca se puede controlar todo, pero se pueden establecer''' protocolos realistas de seguimiento de la calidad''', en los que el alcance, el agente y la intensidad de cada control de calidad desplegado sean absolutamente claros. '''Hay que facilitar la tarea de los controladores''' y establecer el número mínimo de comprobaciones que proporcione la máxima certeza. Tampoco tiene mucho sentido volver a controlar aquello que ya ha sido controlado por otros: resulta más fácil verificar o aceptar una certificación.


En la misma línea de lo que hemos sostenido hasta ahora, es innegable que resulta también muy difícil controlar la calidad final de un producto que ha sido "manipulado" en la obra porque no "casaba" o no encajaba bien.