Controles y Mediciones en Concentraciones de Amianto

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Introducción

Este capítulo aborda los controles y las mediciones de las concentraciones de amianto en el aire que debe efectuar una persona u organización capacitada para ello.

Con ello se pretende:

  • ayudar al empresario a organizar controles de aire adecuados;
  • ayudar al empresario, al trabajador y al inspector a comprender las distintas finalidades del control del aire;
  • contribuir a aclarar el significado de los resultados;
  • esbozar las operaciones necesarias para el muestreo del aire y la medición de las concentraciones de fibras en el aire, y
  • mostrar de qué manera el empleo de distintas técnicas (para la determinación del número de fibras presente en la muestra) influye en la información notificada.

Métodos de Muestreo del Aire y de Análisis de las Muestras

En un muestreo del aire, se hace pasar un volumen medido de aire a través de un filtro que captura las fibras en suspensión. Posteriormente, el filtro se examina con un microscopio para efectuar el recuento de las fibras y obtener así una medición de su concentración en el aire muestreado.

La Directiva europea sobre la protección de los trabajadores contra el amianto (83/477/CEE, modificada en último lugar por la Directiva 2003/18/CE) especifica que la toma de muestras deberá ser efectuada por personal que tenga las cualificaciones exigidas y que dichas muestras deberán ser seguidamente analizadas en laboratorios debidamente equipados para el recuento de las fibras. Asimismo, establece que el filtro será posteriormente analizado siguiendo un método publicado por la Organización Mundial de la Salud (1997) que consiste en el recuento de las fibras mediante un microscopio óptico de contraste de fases o cualquier otro método que arroje resultados equivalentes. El método del microscopio óptico de contraste de fases es el utilizado en la mayor parte de los Estados miembros de la UE.

Para analizar los filtros, pueden utilizarse otros tipos de microscopio.

Los microscopios electrónicos proporcionan una amplificación mayor (revelando así más fibras de diámetro muy fino que un microscopio óptico) y permiten diferenciar las fibras de amianto de otras fibras (por ejemplo, fibras orgánicas o fibras minerales artificiales). Por tanto, dependiendo del tipo de microscopio con el que se haya efectuado el recuento, las estimaciones de la concentración serán distintas. Existen dos tipos de microscopio electrónico: el microscopio electrónico de barrido y el microscopio electrónico de transmisión.

Cada método de microscopia tiene sus propias ventajas. El microscopio óptico puede transportarse y utilizarse fácilmente sobre el terreno para obtener resultados rápidamente, lo cual es importante en situaciones en las que sea fundamental disponer de resultados lo antes posible, como, por ejemplo, cuando se trata de comprobar la existencia de fugas en un confinamiento. La desventaja del método del microscopio óptico de contraste de fases es que hace el recuento de todas las fibras, incluidas las que no son de amianto y, por tanto, con él se obtiene la concentración de todos los tipos de fibras (y no sólo de las de amianto).

Los microscopios electrónicos proporcionan una amplificación y una resolución mayores y, por tanto, detectan fibras muy finas que no habrían podido verse con el microscopio óptico de contraste de fases. Por ello, las concentraciones medidas por microscopios electrónicos pueden ser superiores a las medidas por el método del microscopio óptico.

El microscopio electrónico de barrido distingue las fibras de amianto de aquellas que no lo son al determinar su composición química. Esto puede ser útil para demostrar la existencia de concentraciones inferiores tras la realización de trabajos de retirada de amianto, en el caso de presencia de otros tipos de fibras (por ejemplo, fibras orgánicas) en el aire.

El microscopio electrónico de transmisión puede determinar a qué tipo de amianto pertenece una fibra dada (amosita, crocidolita, crisótilo, etc.) al establecer su composición química y su estructura cristalina. Es el que mayor amplificación ofrece para la observación de las fibras más pequeñas. Sin embargo, el análisis por este método es el más costoso y el que más tiempo requiere, y la técnica para la preparación de la muestra es complicada y lleva su tiempo.

Un Estado miembro exige que, entre otras pruebas necesarias para establecer que un edificio es apto para volver a ser ocupado, se lleven a cabo mediciones mediante microscopia electrónica de transmisión para confirmar que las concentraciones son inferiores a 0,005 fibras/cm3 (INRS ED815). Otro Estado miembro exige la realización de mediciones mediante microscopia electrónica de barrido. En varios Estados miembros, las mediciones mediante microscopia óptica de contraste de fases (por ejemplo, para demostrar concentraciones inferiores a 0,01 fibras/cm3) forman parte de los procedimientos utilizados para establecer que se ha completado satisfactoriamente la retirada del amianto.

Finalidad del Control del Aire

Los muestreos de base pueden utilizarse para establecer el nivel de fibras en un ambiente en el que no se ha producido una perturbación activa del amianto, por ejemplo, antes del comienzo de los trabajos. También se utilizan para la gestión de los materiales que contienen amianto que permanezcan in situ.

Los controles personales miden la concentración de fibras en el aire que respiran los operarios. Los valores obtenidos mediante estos controles sirven de base para comprobar si el factor de protección de los equipos de protección respiratoria personal es el adecuado.

En la Directiva sobre la protección de los trabajadores contra el amianto (83/477/CEE, modificada en último lugar por la Directiva 2003/18/CE) se establece lo siguiente:

1. Los trabajadores encargados de realizar las actividades (trabajos de notificación obligatoria, tal como se definen en el apartado 6.3) deben ser inscritos por parte del empresario, en un registro que indique la naturaleza y la duración de su actividad, así como la exposición a la que han estado sometidos. El médico y/o la autoridad responsable de la vigilancia médica tendrán acceso a dicho registro. Cada trabajador interesado tendrá acceso a sus propios resultados y/o sus representantes en la empresa o establecimiento deben tener acceso a las informaciones colectivas anónimas que pueda haber en dicho registro.

2. El registro a que se refiere el punto 1 y los historiales médicos individuales contemplados en el punto 1 del artículo 15 (véase el capítulo 19) deben conservarse durante un mínimo de 40 años después de terminada la exposición, de acuerdo con la legislación y/o las prácticas nacionales.

3. Los documentos indicados en el punto 2 serán puestos a disposición de la autoridad responsable en caso de que la empresa cese su actividad, con arreglo a lo establecido en la legislación y/o las prácticas nacionales.

Los controles periódicos también pueden ayudar a identificar a cualquier operario cuyas prácticas de trabajo produzcan concentraciones inusuales y contribuir así a determinar qué aspectos de dichas prácticas deben mejorarse.

A veces también se recogen muestras en la zona de obras. Estas muestras, junto con los controles personales, ayudan a establecer la concentración de fibras de amianto en el aire del lugar donde se están realizando los trabajos.

Los controles medioambientales deberían incluir la medición de la concentración de fibras presentes en el aire de las zonas en las que exista la posibilidad de que los operarios queden expuestos cuando no utilicen los equipos de protección respiratoria personal. Un Estado miembro ha establecido la obligación de que se realicen mediciones dos veces por semana en el compartimento de la unidad de descontaminación en el que los operarios se quiten los equipos respiratorios (INRS ED815).

Durante los trabajos con amianto pueden llevarse a cabo pruebas de fugas en los casos en los que se haya construido un confinamiento. Se trata de una medida secundaria con respecto a la inspección visual y las prueba de humo del confinamiento. Se recurre a esta prueba cuando se sospecha de la existencia de «puntos débiles» en el confinamiento o cuando existen zonas sensibles en las proximidades (por ejemplo, zonas ocupadas). La finalidad de este control es detectar cualquier concentración elevada de fibras que pueda estar relacionada con la liberación de amianto del confinamiento. El hecho de haber efectuado un prueba de base antes del comienzo de los trabajos puede ser útil, ya que puede ayudar a determinar si los valores obtenidos en una prueba de fugas reflejan que se ha producido una liberación de amianto o constatan simplemente concentraciones de base.

Las pruebas de fugas pueden ser especialmente necesarias en el caso de que haya obstáculos que atraviesen el confinamiento (cables, tuberías, canalizaciones verticales, etc.). En la planificación de los trabajos se debe considerar el establecimiento de una «zona de seguridad» interpuesta entre los operarios que estén realizando trabajos con amianto y los ocupantes del edificio. En dicha «zona de seguridad» deben efectuarse pruebas de fugas.

Las pruebas de fugas deben llevarse a cabo con mayor frecuencia en los momentos de «mayor riesgo» de la ejecución del contrato (por ejemplo, al comienzo de los trabajos, en los momentos en los que la perturbación de amianto sea mayor y cuando se pueda producir la perturbación de amianto en las proximidades de los «puntos débiles» del confinamiento). En los casos en los que un control suficiente ponga de manifiesto que el confinamiento está bien sellado y gestionado, las pruebas podrán reducirse o interrumpirse según el caso.

Los controles de descontaminación se llevan a cabo junto con la inspección visual de la limpieza y la estanquidad de los sistemas de confinamiento. Los reglamentos y las prácticas nacionales pueden exigir la realización de controles de descontaminación una vez concluidos los trabajos de retirada de amianto, antes de que el emplazamiento de las obras recupere su uso habitual o de que pueda considerarse listo para su demolición o para el inicio de nuevas obras de reforma.

Selección de una Organización de Control

Los laboratorios acreditados conforme a la norma ISO/IEC 17025 dispondrán de los sistemas de calidad necesarios.

Los laboratorios deben participar también en un sistema externo de control de calidad en materia de recuento de fibras (como los sistemas nacionales existentes en el Reino Unido [RICE], España [PICC -FA], Bélgica y Francia) o un sistema equivalente internacional (como AFRICA).

Qué Debe Hacerse

Si usted emplea a personas que se encargan de retirar amianto o supervisa su trabajo, debe:

  • asegurarse de que las pruebas (controles de exposición personal, pruebas de descontaminación, etc.) sean efectuadas por una persona u organización capacitada y acreditada para ello;
  • cerciorarse de que los controles de fibras en el aire, en caso necesario, sean efectuados por una persona u organización independiente del contratista de los trabajos con amianto;
  • facilitar al organismo encargado de los controles el plan de trabajo antes de que visite la obra;
  • establecer una estrategia de control que se ajuste a la naturaleza, extensión, ubicación y complejidad de los trabajos con amianto;
  • mantener un registro de los empleados (que lleven a cabo trabajos de notificación obligatoria) en el que consten las actividades que han realizado y la exposición a la que han sido sometidos, conservar dicho registro durante cuarenta años como mínimo y ponerlo a disposición de:

o la autoridad responsable nacional y el médico responsable de la vigilancia médica;

o los trabajadores, para que puedan acceder a los registros de su propia exposición;

o los representantes de los trabajadores, para que puedan acceder a la información de carácter colectivo incluida en el registro;

  • asegurarse de que periódicamente se efectúen controles de la exposición personal conforme a los requisitos nacionales, y de que los registros se conserven durante cuarenta años como mínimo;
  • una vez que haya recibido los resultados de la organización encargada de los controles, obrar en consecuencia sin demora.

Si usted realiza trabajos de retirada de amianto, debe:

  • cooperar con su empresario y con la organización elegida para llevar a cabo los controles poniéndose el dispositivo de control personal y asegurándose de que no se obstruya y de que sus prácticas de trabajo sean las habituales durante el período de muestreo;
  • facilitar información veraz sobre su trabajo y los métodos aplicados durante el muestreo personal;
  • ayudar a la organización encargada de los controles señalando los posibles puntos débiles del confinamiento durante las pruebas de fugas;
  • asistir a la organización encargada de los controles en la realización de un examen visual completo del confinamiento durante las pruebas de descontaminación, por ejemplo, indicando cómo utilizar los equipos de acceso, etc.;
  • evitar mover, ajustar o alterar de ningún modo, los equipos de control del aire;
  • de acuerdo con las instrucciones dadas por el empresario o su supervisor, adoptar medidas correctoras de inmediato, en el caso que la organización encargada de los controles detecte concentraciones elevadas de fibras en la zona de trabajo o en sus proximidades.

Si es usted inspector de trabajo, debe:

  • tratar de encontrar pruebas que demuestren que los controles se ajustan a la naturaleza, extensión, ubicación y complejidad de los trabajos con amianto;
  • cerciorarse de que las pruebas obligatorias han sido efectuadas por una persona u organización capacitada para ello y, en caso necesario, independiente;
  • verificar que se llevan a cabo periódicamente controles personales y que los registros se conservan durante cuarenta años como mínimo;
  • examinar el registro de las actividades de los trabajadores y de sus exposiciones (para asegurarse, por ejemplo, de que sea realista y adecuado);
  • revisar los resultados de los controles del aire para cerciorarse de que se han tomado medidas en los casos en los que se hayan notificado concentraciones elevadas de fibras.

Información

La Directiva sobre la protección de los trabajadores contra el amianto (83/477/CEE, modificada en último lugar por la Directiva 2003/18/CE) exige que:

  • se tomen medidas para que los trabajadores y/o sus representantes tengan acceso a los resultados de las mediciones de las concentraciones de amianto en el aire y puedan recibir explicaciones relativas al significado de dichos resultados;
  • si los resultados de las mediciones de las concentraciones de amianto en el aire superan el valor límite fijado (0,1 fibras por cm3 medidas como una media ponderada en el tiempo para un período de 8 horas):

a. los trabajadores afectados sean informados lo más rápidamente posible de ello y de las causas que lo han motivado,

b. y que los trabajadores y/o sus representantes en la empresa o establecimiento sean consultados sobre las medidas que se han de tomar o, en caso de urgencia, sobre las medidas tomadas.

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