La ermita sufría múltiples patologías, consecuencia del paso del tiempo y de algunas intervenciones anteriores, realizadas en momentos en que no se contaba con los avanzados medios actuales. Se habían producido desprendimientos en la cubierta de la ermita y los muros presentaban problemas de humedades debidos al desnivel existente entre el cementerio y la ermita, de modo que las escorrentías de agua daban directamente contra ellos, a lo que se le sumaban los revestimientos impropios que no permitían la transpiración de los muros. El pavimento que existía anteriormente, al no dejar transpirar la humedad, contribuía a acrecentar este problema.La ermita de San Cristóbal presentaba también problemas estructurales de concentración de cargas en las claves de los arcos que se traducían en grietas por deslizamiento de tales piezas.Para solucionar estos problemas, se ha sustituido completamente la cubierta manteniendo el sistema constructivo, y se ha repartido en peso que soportaban las claves sobre todo el arco, para liberarlas de cargas, garantizar su estabilidad y proceder entonces al cosido de las grietas que se habían formado como consecuencia de la sobrecarga.Los problemas relativos a las humedades se han solucionado mediante el picado de revestimientos y la realización de otros nuevos con materiales apropiados, similares a los que se utilizaron originalmente cuando se levantó la ermita. Así mismo, se ha colocado un nuevo solado más permeable que permite la mejor transpiración del subsuelo y así la eliminación del alto índice hígrico en el interior