Presente y Futuro del Sistema Energético. Desafíos del Sector de la Energía
De Construmatica
Nota: Este artículo ha sido creado gracias a la Ingenieros Sin Fronteras en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. El contenido está disponible en el sitio web de Ingeniería Sin Fronteras
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El importante papel del sistema energético en el desarrollo de los pueblos y en el diseño de un modelo de desarrollo sostenible está ampliamente reconocido.
En el contexto actual, la previsible crisis del sistema energético basado fundamentalmente en fuentes de origen fósil es motivo de múltiples publicaciones, informes, reuniones políticas de alto nivel, conflictos geopolíticos y de debate social. En la misma medida, la estrecha relación de la generación y el uso de la energía con la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y sus consecuencias sobre el cambio climático han puesto al sector energético en el punto de mira de la comunidad internacional.
El tiempo en el que la energía era relativamente abundante y barata para los países industrializados y en el que la emisión de GE I no tenía restricciones, está llegando a su fin.
Del mismo modo, es conocida la situación de precariedad en el acceso a la energía de los países del Sur, sobre todo de algunas regiones, entre las que destaca el África Subsahariana. En 2002 (AIE, 2004) 2.400 millones de personas dependían de la biomasa tradicional para cocinar y calentarse (residuos agrícolas y ganaderos, leña y carbón vegetal usados de forma ineficiente y contaminante) y 1.600 millones de personas no tenían acceso a la electricidad. La Tabla 1 muestra cómo el 76% de la población sólo consume el 38% de la energía primaria.
A pesar de que la desigualdad es notoria, el menor consumo de energía no es un indicador en sí mismo.
La cuestión clave es en qué medida la falta de acceso a fuentes de energía fiables y económicas afecta a las oportunidades de las personas para desarrollar una vida digna, saludable, creativa.
En definitiva: ¿cómo afecta al desarrollo humano?
Tomando como indicador el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el PNUD (2004) muestra una clara relación, sobre todo para valores bajos del IDH, entre el desarrollo humano y el consumo per cápita de energía (Figura 1).
A partir de los datos expuestos, se puede afirmar que el sistema energético actual es insostenible por diversas razones:
- No garantiza la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras.
- o La previsible escasez de fuentes de energía puede tener repercusiones graves sobre la economía.
- o La lucha por el control de las cada vez más escasas fuentes de energía fósil genera y generará conflictos geopolíticos.
- Tiene repercusiones sobre el medio ambiente a escala local y global.
- o Que pueden tener efectos irreversibles para las generaciones futuras
- o Que afectan en mayor medida a las zonas del planeta más vulnerables (desastres naturales debidos al cambio climático) y a las personas más vulnerables (enfermedades debidas al uso tradicional de la biomasa).
- No garantiza el acceso universal.
- o Limitando el desarrollo humano de una parte importante de la población mundial.
En un escenario de referencia en el que las políticas de los gobiernos sigan siendo las mismas que en 2004, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé un aumento de las necesidades energéticas mundiales para 2030 del orden del 60% (Tabla 1). Una buena parte de dicho incremento provendría de los países en desarrollo.
Este incremento se estima en función del aumento de población en general y del rápido crecimiento económico de algunos países o regiones (por ejemplo: China, India o Indonesia).
La industrialización y la migración de la población hacia zonas urbanas en los países en desarrollo también contribuirán al aumento de la demanda energética.
En este escenario, sin embargo, el consumo per cápita de energía se estima que crecerá mucho más en los países de la OCDE que en los países en desarrollo. En consecuencia, la brecha entre Norte y Sur a este respecto seguiría aumentando.
El número de personas que dependen de la biomasa tradicional pasaría de 2.400 millones en 2002 a 2.600 millones en 2030. El porcentaje de esta población que vive en India o África (conjuntamente) pasaría de la mitad a casi las dos terceras partes. El África subsahariana seguirá siendo la zona del planeta con mayor porcentaje de población dependiente de la biomasa tradicional.
El porcentaje de población con acceso a la electricidad en los países en desarrollo se espera que pase del 66% en 2002 al 78% en 2030. En Oriente Medio, Norte de África, Asia Oriental y América Latina, se espera que los porcentajes de electrificación se aproximen al 100%. Aunque la situación puede mejorar en el África Subsahariana, se espera que en 2030 todavía permanezca sin acceso a la electricidad la mitad de su población. Todo ello implicaría que unos 1.400 millones de personas en el mundo no tendrán acceso a la electricidad, con una disminución en números absolutos en Asia pero un incremento en África. El acceso a la electricidad en zonas urbanas seguiría siendo más fácil que en zonas rurales, pero el número total de personas sin electricidad en las ciudades aumentará ligeramente, mientras que decaerá en las zonas rurales debido a la migración.
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