SIG y Desarrollo

De Construmatica


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Todo este conjunto de aplicaciones –y muchas más que encontraríamos sin demasiada dificultad–, confieren a los SIG una imagen elitista de la que parecen estar muy lejos aquellas empresas o entidades sin demasiados recursos económicos.

No negaremos la dificultad que supone implantar un SIG, ni tampoco su costo en capital humano; sin embargo, existen muchos motivos para pensar en la posibilidad de integrarlos, por ejemplo, en organizaciones no gubernamentales dedicadas a la ayuda y cooperación para el desarrollo humano.

La misma falta de recursos económicos puede ser el primer incentivo para que una ONG para el Desarrollo (ONGD) decida hacer uso de los SIG, al mejorar éstos la planificación y programación de sus actividades y, en consecuencia, la eficiencia de las inversiones realizadas.

Asimismo, los SIG facilitan el seguimiento de los proyectos, reduciendo los costos que ello suele conllevar; y permiten el análisis posterior de las actuaciones acometidas, facilitando la obtención de indicadores que pueden ser utilizados en futuras intervenciones.

En el artículo Cartografía de riesgos naturales en América Central con datos obtenidos desde Internet (Bosque Sendra, 2005) se analizan con más detalle las ventajas y limitaciones que los SIG y la información geográfica disponible presenta frente a las necesidades de las ONGD, así como las posibilidades que actualmente ofrece Internet para la adquisición de la información geográfica. En éste concluyen que a pesar de que en su actividad diaria las ONGD utilizan numerosa información geográfica, el uso de los SIG es muy reducido debido, principalmente, a la dificultad técnica que supone el empleo de estos programas, y a la falta de un formato de datos geográficos común a todos los productores y usuarios.

De hecho, en los ámbitos de trabajo de las ONGD la mayor dificultad a la hora de trabajar con SIG recae en la adquisición de información espacial (datos geográficos), ya que en muchos casos es inexistente o se encuentra a una escala con tan poco detalle que impide la elaboración de estudios provechosos.

Además, plantearse la elaboración de cartografía en estos casos resulta un hito prácticamente inasequible.

Por otro lado, la presencia cada vez más grande de programas SIG de código abierto, que además de aportar flexibilidad para el desarrollo de soluciones a medida, suprimen el elevado coste de adquisición de algunas licencias propietarias, puede facilitar la implementación de los SIG por parte de las ONGD. Es cierto que en muchas ocasiones las empresas productoras de software rebajan el precio de las licencias (o incluso las regalan) a los países en vías de desarrollo, o a las ONG que trabajan en ellos; sin embargo, las relaciones de dependencia que ello conlleva pueden resultar perjudiciales a largo plazo.

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