La Respuesta de la Sociedad Civil en Chad
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Las organizaciones de la sociedad civil fueron las primeras en dar la voz de alarma al conocer las consecuencias potenciales de la expansión de la industria del petróleo en términos de inseguridad ciudadana, violencia, degradación ambiental e índices de pobreza, en un país ya de por sí pobre e inestable.
Fases de la Campaña de Explotación de Petróleo en Chad
Es importante destacar que en la campaña sobre la explotación de petróleo en Chad se distinguen dos fases.
1. Fase de Moratoria para el Proyecto del Oleoducto.
Se desarrolló entre 1996 y 2000, momento en que el Banco Mundial aprobó la adjudicación de créditos a Chad y Camerún para que pudieran aportar su parte en la financiación del proyecto.
El objetivo era que el Banco Mundial firmara una moratoria que retrasara la financiación del oleoducto hasta el momento en que el proyecto se pudiera llevar a cabo dentro de un marco legal y una línea de actuación adecuados, que garanticen un uso transparente y equitativo de los ingresos del petróleo, y que aseguren el respeto de los derechos humanos y del medio ambiente (Horta, 2002; Lampriere, 2001 y 2004).
2. Fase de la Explotación Petrolera.
Comenzó en el año 2000 cuando el Banco Mundial aprobó la adjudicación de créditos para Chad y Camerún.
En cuanto se adjudicaron estos créditos y se puso en marcha el proyecto de construcción del oleoducto, así como el de extracción de petróleo en Chad, la sociedad civil se concentró principalmente en la mitigación de los impactos negativos derivados del proyecto en la sociedad y en el medio ambiente, así como en conseguir que el petróleo revertiera directamente en el alivio de la pobreza (Lampriere, 2004).
En particular, centraremos la atención en la primera fase de la campaña de incidencia política, con algunas referencias a la segunda, puesto que, al estar ésta última aún en marcha, resulta imposible realizar un análisis profundo y con perspectiva.
Las ONG internacionales fueron las primeras en denunciar el proyecto de construcción del oleoducto no sólo por la escasa información disponible en el país, sino también porque la situación de inseguridad y tensión, la inestabilidad política y la represión que reinaban en el país demostraban lo peligroso que era buscar información sobre el proyecto e incluso criticar públicamente el proceder del gobierno en algunos asuntos.
Después de que dichas organizaciones comenzaran a orquestar una campaña en contra del proyecto del oleoducto y a compartir su información con sus compañeros en Chad, las organizaciones civiles de este país participaron activamente en la elaboración de la campaña de incidencia a nivel nacional (Horta, 2002).
Denuncias sobre los Perjuicios de la Explotación Petrolífera en Chad
Irene Mandeau, de Amnistía Internacional (AI) en Alemania, fue la primera persona que manifestó su preocupación en 1996 por la complejidad potencial del desarrollo de la industria petrolera en Chad.
Redactó un artículo para la publicación de AI y, profundizando más en el asunto, creó una red de trabajo no oficial que contaba con miembros de iglesias alemanas y ONG europeas dispuestas a trabajar contra el proyecto de oleoducto Chad-Camerún, aún no aprobado. Esta coalición desempeñó un papel importantísimo en las primeras acciones de incidencia política porque permitió a la sociedad civil del Chad acceder a información sobre el proyecto petrolero, cuyos detalles no estaban al alcance de los chadianos.
Además, sus esfuerzos encontraron el reconocimiento de muchas organizaciones americanas que luego acabarían participando activamente en la campaña internacional contra la construcción del oleoducto (Lampriere, 2001: 16).
En Chad comenzaron a alzarse voces de personalidades relevantes y de organizaciones contra el proyecto.
Uno de los primeros y más destacados fue un político de la oposición llamado Ngarlégy Yorongar.
Conocedor del proyecto de explotación de yacimientos y del proceso de negociación y aprobación de la construcción del oleoducto, Yorongar lo criticó públicamente.
De hecho, fue el único miembro de la Asamblea Nacional de Chad que votó en contra de la ley sobre el petróleo redactada por el gobierno de Déby en 1997, lo que le llevó a prisión en 1998 (Roseblum, 2000).
Las asociaciones por la defensa de los derechos humanos (ADH), sin embargo, desempeñaron su labor más importante al principio, cuando movilizaron a las organizaciones civiles en contra del proyecto de construcción del oleoducto.
Las más destacadas fueron The Chadian Association for the Promotion and Defense of Human Rights (ATPDH) con Delphine Djiraibe, miembro fundador, y la Chadian Human Rights League (LTDH), dirigida por Dobian Assingar (Horta, 2002).
Djiraibe, Assingar y sus compañeros se encuentran entre las primeras personas que tuvieron noticia de la propuesta de construcción del oleoducto, e inmediatamente comenzaron a trabajar conjuntamente para dar a conocerla entre la población de Chad, para elaborar un plan de incidencia política, y también para trabajar con miembros activos de los países del Norte, del Banco Mundial y de otras personas influyentes en el proyecto. Djiraibe se convirtió en la portavoz desde Chad que expuso el caso por Norteamérica y Europa.
A Djiraibe le resultaba más seguro realizar sus críticas al proyecto desde Estados Unidos que desde Chad porque el gobierno de Déby se había mostrado abiertamente hostil ante las críticas y había tomado duras represalias contra sus oponentes (Horta, 2002).
Finalmente, la mayoría de los esfuerzos en el plano de la incidencia política se centraron en dos objetivos.
Uno, más amplio, era convencer a las personalidades influyentes en el Banco Mundial de la necesidad de bloquear la aprobación del proyecto hasta que no se llevaran a cabo reformas institucionales de gran calado.
El otro, más concreto, consistía en obligar al Banco Mundial y al consorcio de empresas petroleras a dialogar con las comunidades autóctonas y a considerar el impacto social, económico y medioambiental en la población chadiana.
Pese a que la mayoría de las organizaciones que participaron en la campaña durante la primera fase buscaba una moratoria, había también un conjunto de organizaciones internacionales preocupadas principalmente por el impacto negativo en las poblaciones indígenas de Chad y Camerún y en el entorno natural de ambos países. Estos grupos pretendían incluso impedir el establecimiento de la industria petrolera.
Pese a la insistencia de estas organizaciones, la campaña internacional en contra del oleoducto se centró en los derechos humanos y nunca instó a las compañías petroleras a que abandonaran Chad.
Se ha reconocido éste como uno de los logros más importantes de la campaña de Chad, y fue atribuido a la influencia de los activistas chadianos, quienes querían que el desarrollo petrolero ocurriera, pero siempre y cuando se dieran previamente las condiciones adecuadas (Horta, 2002).
La planificación de las actividades de incidencia política por parte de las organizaciones civiles internacionales y chadianas fue compartida en muchos aspectos.
Cuatro de los elementos principales fueron los siguientes:
- Creación de una coalición.
Fue uno de los primeros y más importantes aspectos dentro de la estrategia planeada por las organizaciones civiles implicadas en las actividades de incidencia política en Chad. Se crearon coaliciones en el ámbito internacional, nacional y local, que llevaron a la creación de la primera coalición internacional, compuesta de cientos de organizaciones civiles europeas, africanas y norteamericanas.
La aparición de estas coaliciones fue el resultado de los esfuerzos denodados de activistas como Asignar o Djiraibe en Chad y de su habilidad para forjar relaciones sólidas y efectivas con los activistas europeos y americanos. Además, se vieron reforzadas por una serie de reuniones celebradas en Chad, en Europa y Washington durante 1998 y 1999 entre organizaciones civiles chadianas, europeas, cameruneses y americanas.
Resultaron de particular importancia las planteadas por las organizaciones civiles chadianas en las ciudades de Donia (1998) y Bebedla (1999), situadas en la región productora de petróleo, que introdujeron la necesidad de crear redes de cooperación entre las organizaciones civiles de Chad, que se reunirían con regularidad para discutir y coordinar las acciones en el sector del petróleo en dicho país.
La primera de estas corporaciones fue la Commission Permanent de Petrole Locale (CPPL), fundada en 1998.
Se trata de una red de trabajo de varias organizaciones con sede en Moundou, en plena zona productora de petróleo. A raíz de su creación surgieron otras muchas en N’djamena, como la Commission Permanent de Petrole N’djamena (CPPN), y en Sahr, como la RESAP-MC.
Sin embargo, quizá lo más importante de estas reuniones fue que impulsaron un plan de incidencia centrado en atacar la implicación del Banco Mundial en la propuesta del proyecto, dado que se pensaba que el consorcio de empresas petroleras no avanzaría con su propósito en la región sin la colaboración de este organismo internacional (Horta, 2002).
- La búsqueda de información y su difusión.
La búsqueda y recopilación de información junto con su difusión entre los miembros activos de la sociedad ha servido para alimentar una mirada crítica durante las dos fases de la campaña de Chad.
La difusión y recopilación de información entre las organizaciones civiles chadianas y otras ONG internacionales ha sido importante por varias razones. Antes de que comenzara la primera fase de la campaña, pocos chadianos tenían acceso a las informaciones oficiales sobre la propuesta del proyecto del oleoducto y sobre la explotación de petróleo en la región. La población se percataba de la presencia de las compañías dentro del país y de que éstas pretendían explotar los yacimientos, pero no tenían información relacionada con el proyecto, con los planes futuros del gobierno ni con la labor del Banco Mundial.
En cuanto la sociedad se enteró de los planes propuestos y se comenzó a tejer una red de información, los chadianos empezaron a organizarse. Además, ONG de países desarrollados tuvieron la oportunidad de compartir sus conocimientos y su experiencia con el modus operandi de las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) y cómo influir sobre ellas. Entre éstas figuraban las de los gobiernos de los países desarrollados, que son las inversoras principales del Banco Mundial.
Los activistas chadianos, por su parte, explicaron a las ONG de otros países su propio contexto social, político y económico, y desempeñaron un papel decisivo a la hora de dirigir los planes y los objetivos de la campaña internacional. Se encargaron del mismo modo de mantener a los activistas de otros países al tanto de los acontecimientos de mayor peso que pudieran suceder en el país. De hecho, se creó una enorme retroalimentación informativa entre los activistas de Chad y Camerún y los miembros activos que colaboraban desde Europa y Estados Unidos.
- Concienciación sobre el problema y movilización de masas.
Para crear una base de apoyo durante las dos fases de la campaña, las organizaciones civiles tuvieron que informar a los participantes en la toma de decisiones (gobiernos, las IFI y el consorcio Exxon-Mobil), a la población y a los ciudadanos comprometidos en Chad y en el extranjero acerca de la expansión de la industria petrolera.
Se usaron diversas estrategias para llevar a cabo tal objetivo. Una de las tácticas que usaron las organizaciones civiles chadianas e internacionales fue la continua publicación de informes, estudios de investigación, declaraciones conjuntas, notas de prensa, y cartas abiertas que pusieran de relieve la posición de la sociedad civil con respecto a las actuaciones del gobierno, del consorcio Exxon-Mobil y del Banco Mundial (Horta, 2002).
Pese a todo, informar a la población fue difícil dentro de Chad. La libertad de expresión y la libertad de prensa estaban continuamente amenazadas en este país, y no siempre se disponía de la tecnología suficiente para distribuir la información, al margen del alto coste y la escasa fiabilidad de ésta. Por ello la información llegaba al público a través de alguna emisora de radio o canal de televisión que no fuera víctima de la censura y que emitiera dentro de Chad, o a través de reuniones dirigidas por ONG en las que se discutían cuestiones al margen del proyecto (CIEL y EDF).
Las manifestaciones, la acción directa y las diversas movilizaciones fueron otras tácticas para dar a conocer la problemática fuera de Chad. Dentro de la campaña internacional, en particular, se organizaron numerosas acciones y manifestaciones de acuerdo con las fechas clave para el Banco Mundial dentro del proceso de aprobación. Dentro de Chad no se produjeron acciones de este tipo.
Las protestas públicas, sobre todo si estaban relacionadas con el proyecto de explotación de los yacimientos, eran un fenómeno inusual, especialmente si tenemos en cuenta el amplio historial de represión, violaciones, torturas y asesinatos de las fuerzas del gobierno (CIEL y EDF).
- Presión e influencia de actores políticos claves.
Los representantes de las organizaciones civiles chadianas e internacionales intentaron durante las dos fases de la campaña presionar e influir a quienes trazaban las políticas dentro del proceso de aprobación de la construcción del oleoducto. También intentaron ejercer presión en el diseño del proyecto, así como en los diversos impactos y consecuencias que su construcción, perforaciones incluidas, podía tener.
Presionaron directa e indirectamente al gobierno de Chad, al consorcio Exxon-Mobil y al Banco Mundial.
El proceso se extrapoló a otros gobiernos influyentes en el mundo (como el de Francia y el de Estados Unidos), mediante contactos con funcionarios electos y altos cargos en departamentos influyentes (como el Departamento del tesoro de los Estados Unidos).
Las medidas de presión pasaban por asistir a reuniones oficiales y no oficiales, así como a las negociaciones oficiales entre el Banco Mundial y las compañías petroleras. Del mismo modo, se participó en las audiencias del Congreso de los EE.UU., se atrajo la atención de la prensa y se envió un gran número de cartas con cientos de firmas de representantes del pueblo chadiano, camerunés y de la comunidad internacional.
Se hicieron llegar estas cartas a funcionarios del Banco Mundial, a miembros del consorcio del petróleo y a supervisores y asesores independientes.
Con estas acciones se pretendía influir en algunas medidas relacionadas específicamente con el proyecto Chad-Camerún, y en general con las políticas de inversión en la industria extractiva llevadas a cabo por el Banco Mundial (CIEL y EDF).
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