Centroamérica y México siguen Discretamente el Camino de sus Vecinos del Sur
De Construmatica
Nota: Este artículo ha sido creado gracias a la Ingenieros Sin Fronteras en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. El contenido está disponible en el sitio web de Ingeniería Sin Fronteras
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Tras las crisis energéticas de finales de los años setenta, varios países de Centroamérica intentaron sin éxito la introducción del bioetanol.
Guatemala, El Salvador y Costa Rica comercializaron mezclas de gasolina con alcohol, pero no lograron seguir adelante por problemas de calidad y precios. Sin embargo, estos países mantienen su capacidad y exportan este biocombustible a los Estados Unidos.
Las acciones encaminadas a la producción de bioetanol vuelven a estar presentes en la región donde la industria azucarera ha creado la Asociación de Combustibles Renovables de Centroamérica, para promover el apoyo gubernamental y la creación de un marco legal favorable a la producción y uso del bioetanol.
En Costa Rica se están empezando a ver los frutos con la decisión firme de incorporar bioetanol en todas las gasolinas comercializadas para lo que se ha creado una comisión técnica de trabajo que debe formular, identificar y diseñar estrategias para el desarrollo del etanol anhidro.
En lo que se refiere al biodiésel, si bien todavía no se ha desarrollado una producción a escala industrial si merece la pena mencionar la experiencia de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
El Salvador está en fase de construcción de la primera planta piloto de biodiésel del país que procesará semilla de higuerillo (ricinus comunis) en la localidad de San Miguel. Los ensayos realizados por al Instituto Tecnológico Centroamericano (ITCA) avalan el uso de este biodiésel en motores.
En Guatemala, con aportaciones económicas de los programas de cooperación de Finlandia, entrará en breve en funcionamiento una planta piloto de producción de biodiésel a partir del aceite de la semilla de Jatropha curcas, una planta conocida localmente como piñón.
La asamblea legislativa de Honduras está en vía de discutir un Proyecto de Ley para regular el comercio de una mezcla de 98% de diesel y 2% de biodiésel. Además, con fines de investigación, desarrollo y demostración se han llevado a cabo pruebas del uso de este biocombustible en la flota cautiva de autobuses de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Si bien la actualidad no es especialmente prometedora, Nicaragua cuenta con la primera experiencia de producción de biodiésel en la región. En la década pasada, una empresa estatal con apoyo del gobierno austriaco desarrolló una plantación una planta procesadora de frutos de Jatropha curcas para la producción de biodiésel. Si bien el componente tecnológico de esta experiencia piloto resulto satisfactorio los rendimientos drásticamente decrecientes del cultivo llevaron el proyecto al fracaso.
Para terminar el repaso a la actualidad de los biocombustibles líquidos para el transporte en América Latina, en México el hecho de entrar en competencia con el monopolio estatal de los hidrocarburos ha desanimado hasta la fecha las tímidas iniciativas de autoabastecimiento de flotas cautivas con biocarburantes. Pero el panorama podría cambiar, si bien el camino es largo y en la actualidad México se encuentra pendiente de la próxima elección presidencial, el pasado 8 de Diciembre de 2005 se presentó el Proyecto de Ley para la Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos que tiene como uno de sus objetivos fundamentales la superación de las barreras para la incorporación del bioetanol como oxigenante de las gasolinas.
A modo de conclusión, podemos asegurar que nos encontramos en el momento de mayor auge en la historia de los biocombustibles líquidos para el transporte.
El uso de los biocarburantes diversifica la matriz energética y beneficia al medio ambiente. Su producción genera empleo y desarrollo rural.
La Unión Europea tiene presente que parte de su consumo deberá provenir de la importación de biocombustibles o de materias primas para su producción que deberán realizarse bajo criterios de sostenibilidad.
América Latina tiene potencial para la producción a gran escala de biocarburantes y trabaja con dinamismo para la creación de un marco favorable para su desarrollo que podría situarla a medio plazo en actor principal a nivel mundial en la producción de bioetanol y biodiésel.
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