Magnitudes de la Transición. Un Reto para los Tecnólogos
De Construmatica
Nota: Este artículo ha sido creado gracias a la Ingenieros Sin Fronteras en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. El contenido está disponible en el sitio web de Ingeniería Sin Fronteras
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El desarrollo sostenible es uno de los mayores retos que se ofrecen a la tecnología en nuestro siglo.
La sostenibilidad está íntimamente relacionada con el concepto de ecocapacidad, que a su vez proviene del de capacidad de carga.
Este concepto se refiere a las posibilidades limitadas de la biosfera para proveer materiales y servicios, para absorber contaminación y residuos, aún manteniendo las capacidades de los ecosistemas de reparar los propios daños (Weterings, 1992). Se calcula que, incluyendo los factores de crecimiento estimado de población y PIB, de aquí a 50 años, la demanda de ecocapacidad superará en un factor 2-20 la oferta, a menos que la dirección del desarrollo cambie.
Si se añade el factor de equidad global (todos los humanos tenemos los mismos derechos en cuanto a calidad de vida), el factor alcanza los valores de 10-50 (Weaver, 2000). Este desfase entre la oferta y la demanda representa la escala del reto tecnológico inherente al desarrollo sostenible.
Desde un punto de vista tecnológico, el reto supone realizar saltos de ecoeficiencia extremadamente radicales con respecto a las tecnologías actuales: entre 10 y 50 veces. La estrategia de hacer como siempre, aplicada al proceso de innovación no parece ser la solución para resolver los problemas que se plantean, ya que no suele producir saltos de eficiencia de esta magnitud. Así pues, hay campo para el reto intelectual de la innovación tecnológica.
De una manera simplificada, se puede considerar que existen tres ritmos en los saltos de eficiencia necesarios (Jansen, 2004), tal como se esquematiza en la Figura 1.
Figura 1. Diferentes caminos en la mejora de la ecoeficiencia
(A partir de Jansen, 2004).
En primer término, tenemos la optimización de los modelos actuales, lo que suele significar cambios que afectan a los sistemas y a las estructuras existentes, pero que no las modifican profundamente, ya que las analizan de una forma aislada con respecto a toda la cadena.
Son los cambios que más rápidamente pueden producirse, en general en menos de 5 años, pero los más pobres en términos de incremento de eficiencia.
Mejorar la eficiencia en el uso de la energía en edificios o en coches puede ser un ejemplo.
A continuación, encontramos la mejora del proceso y del producto.
El esfuerzo tiene una perspectiva más global, orientada a abordar todo el proceso o el producto de principio a fin. Los cambios necesitan enfoques a medio plazo, entre 5 y 15 años. Producen cambios significativos (hasta un factor 5).
La ecología industrial (una industria utiliza el rechazo de otra en un polígono) es un ejemplo. Coches eléctricos, híbridos o impulsados por hidrógeno pueden ser otros.
Finalmente, existe la renovación basada en las necesidades y la función.
No se parte de las soluciones actuales para mejorarlas, sino de las necesidades funcionales de los procesos, para las cuales se deduce el sistema tecnológico más adecuado. La naturaleza altamente innovadora y creativa de estas soluciones necesita largos plazos (más de 15 años) y la combinación de esfuerzos de investigación básica y aplicada, usando técnicas nuevas como el backcasting —concepto tal vez traducible por retro-yectar- que consiste en proyectar, a partir de un escenario sostenible a largo plazo, el camino progresivo para llegar a él.
Estos planteamientos son los que producen transiciones más marcadas y deben permitir llegar a situaciones realmente sostenibles. En este sentido, y volviendo al ejemplo del vehículo, consiste en imaginar las soluciones tecnológicas a partir de la función requerida y, por lo tanto, plantearlo desde la perspectiva de la necesidad de la accesibilidad, en lugar de la de moverse de un lugar a otro. Ésto, como puede fácilmente imaginarse, replantea el modelo de ciudad, el de transporte, e incluso los laborales, por citar algunos campos. Supera de largo, pues, el sistema infraestructuras de movilidad, el ámbito técnico, y entra en campos mucho más transversales e interdisciplinarios.
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